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Siempre que nos enfrentamos a una nueva sesión de retrato corporativo para empresas, o como preferimos llamarlo, sesión de retrato profesional supone un reto para nosotros. Ya no solo por cumplir las expectativas del cliente si no para cumplir las nuestras propias. Queremos sacar lo mejor de cada persona y eso no se consigue solo con cámaras y flashes, para esto es fundamental el factor humano y la empatía.

Las personas por más que estén habituadas a la exposición pública siempre se ponen algo nerviosos ante una sesión de fotos. No están habituados y claro, quieren salir bien. Nuestra labor pasa en primer lugar por generar un clima de confianza previo y distraer a la persona de la atención a las cámaras y demás parafernalia. Una vez conseguimos esto, luego va todo sobre ruedas, solo hace falta tener un poco de “psicología” e ir tirando del hilo… y tener las cámaras listas 🙂

Desde que nos llamaron de las Bodegas Martín Codax y nos contaron que idea muy determinada de fotos querían y que tipo de fotos no querían, nos encantó llevar a cabo esta sesión. Buscaban algo moderno, natural, espontáneo, no encorsetado, amable y feliz…vamos ni que nos conocieran jejeje así que nos pusimos manos a la obra. La preproducción siempre es muy importante para conocer los pequeños detalles, para la ropa etc… Esta sesión en un principio se iba a desarrollar en exterior pero por varios factores y la llegada del invierno finalmente la hicimos en interior. Buscamos una localización en la misma bodega en la pudiéramos centrar la atención en las personas y sus acciones, manteniendo un fondo neutro con cierto aire “industrial” . también aprovechamos la tienda que tienen en la propia bodega para hacer algunos retratos en ambiente real.

La sesión fue todo un éxito, cliente contento y fotógrafos felices. No se puede pedir más.

 

 


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